La ropa de trabajo necesita una limpieza especial.

Se ha instaurado como cultura separar la ropa de trabajo de la ropa de calle. Lo primero que hacen los trabajadores, nada más fichar, es ponerse el uniforme de trabajo. Ya no solo por durabilidad de la ropa, es cuestión de higiene. En algunos sectores es una norma básica de seguridad laboral. Esto también repercute en la limpieza. La ropa de trabajo debe ser lavada y desinfectada correctamente. Veamos algunos ejemplos para valorar su importancia.

Como nos informa CLAT, Gestión de Ropa Laboral, es tal la cantidad de ropa y  textiles que maneja una empresa que su limpieza es un proceso complejo. En algunas actividades la suciedad no visible (bacterias, agentes químicos, etc.) no se puede eliminar con los métodos domésticos. En otras, cada tipo de prendas requiere un tratamiento específico. En una residencia de ancianos no se trata igual la ropa de los internos que la del personal del centro. Para estos casos es imprescindible recurrir a una lavandería industrial.

Sanidad.

Es tan importante el tratamiento de las prendas textiles en los centros sanitarios que hasta el personal que recoge y manipula la ropa debe ir provisto de medidas de seguridad como guantes, batas, etc. En los centros hospitalarios, la ropa de cama y la lencería que ha estado en contacto con varias personas, si no ha seguido un proceso de lavado y desinfección adecuado, puede ser fuente de contagio de enfermedades.

La ropa sucia se recoge en bolsas que una vez cerradas se almacenan en una sala especial que debe estar ventilada. Si es posible, debe haber comunicación por montacargas entre las plantas y la habitación de la ropa sucia. Los sacos con ropa se colocan sobre un carro de lavandería, nunca pueden estar en contacto con el suelo. La ropa sucia debe almacenarse el menor tiempo posible, debe llevarse a una lavandería industrial y devuelta al centro, una vez limpia, ensobrada en sacos para que eviten su contaminación por el camino.

Lo mismo sucede con la ropa del personal. Desde celadores hasta médicos. El personal sanitario está en contacto con pacientes con diferentes enfermedades. Se van moviendo entre ellos durante toda la jornada laboral. Un centro médico presenta un alto índice de concentración de virus y bacterias, a pesar de que se extreme la limpieza.

El lavado de la ropa sanitaria debe ir acompañado de un documento oficial de higienización que asegura que la ropa ha sido desinfectada. El procedimiento está controlado por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria. Además de la desinfección de la ropa, la lavandería se preocupa de evitar al máximo la destrucción del tejido, haciendo que las prendas conserven sus características naturales: frescor, suavidad, capacidad de absorción, elasticidad, etc.

Residencias geriátricas.

La Sentencia de la Audiencia Nacional 20/18 estableció en su día, que la responsabilidad de la limpieza y descontaminación de la ropa de trabajo en las residencias de mayores es responsabilidad de la empresa, y no de los trabajadores. También estableció la necesidad de instalar taquillas dobles para el personal, de manera que la ropa de calle no entrara en contacto con la ropa de trabajo, ni con ninguna otra prenda utilizada por otro trabajador. Todo esto con fines de protección a los trabajadores e internos respecto a los riesgos de exposición a agentes biológicos durante el trabajo.

Una residencia geriátrica es un centro especialmente protegido. Una buena parte de los ancianos internados sufren enfermedades. Por sus problemas de salud y por su edad, su sistema inmunológico es más débil de lo habitual. Ya vimos, durante la reciente pandemia del COVID-19, la rapidez con la que se propagan las enfermedades en estos centros, y los efectos funestos que desencadenan. La higiene en las residencias tiene una capital importancia.

La ropa de los internos y la del personal se recoge de forma separada. Esta debe estar debidamente etiquetada para identificar quién es el usuario. Las prendas se lavan de forma independiente, manteniendo un estricto control desde su recepción hasta su envío al establecimiento. Debe estar asegurada una desinfección microbiana de los textiles.

En estos centros, la limpieza de la ropa, no es solo una cuestión de seguridad e higiene en el trabajo, sino un asunto de salud pública. Ya que muchos de los gérmenes y virus sobreviven durante tiempo en la ropa, y esta puede ser un vehículo de contaminación.

Laboratorios.

Los laboratorios son centros asépticos de investigación científica y análisis clínicos. No debe haber ningún elemento externo que pueda contaminar las muestras ni interferir en las pruebas. La higiene en estas instalaciones se sigue con rigurosidad, cualquier interferencia puede afectar la validez de los estudios.

Los operarios suelen trabajar con medidas de seguridad precisas: guantes, mascarillas, gafas, batas, etc. No solo por seguridad propia, sino para no comprometer su trabajo. Antes de acceder a las instalaciones deben cambiarse por completo y ponerse el uniforme de trabajo. Las prendas usadas en el laboratorio nunca salen de él, salvo para su limpieza. En ese momento se recogen en bolsas cerradas y se entregan a una lavandería industrial que se encargará del lavado.

Normalmente, la ropa de laboratorio es personal e intransferible. Viene marcada con el nombre del usuario y con un código oculto. Cuando el trabajador deja de usarla, debe comunicar su baja.

Respecto a la indumentaria, en un laboratorio se debe usar siempre bata de manga larga, pantalón largo y zapatos que cubran todo el pie. Deben utilizarse gafas de seguridad durante todo el tiempo en el que se permanezca dentro del laboratorio. No pueden utilizarse lentes de contacto mientras se esté trabajando. Se ha de emplear guantes siempre que se vayan a manipular sustancias o disoluciones corrosivas, y tras quitárselos es necesario lavarse las manos con agua y jabón. Es recomendable evitar el uso de relojes, anillos y brazaletes, sobre todo cuando se trabaje con materiales criogénicos.

Industria alimentaria.

La higiene en la industria alimentaria es una cuestión de salud, ya que cualquier contaminación del producto puede ocasionar intoxicación en los consumidores. La limpieza e higiene en las instalaciones es fundamental, eso incluye la ropa de trabajo, que solo debe utilizarse para estar en la planta de procesado.

Según las autoridades sanitarias, se deben emplear pijama de trabajo sin bolsillos, ni botones cosidos, para evitar cualquier contaminación. Cuando se trabaje con productos húmedos se ha de llevar delantal. Hay que llevar puesto gorro de redecilla para evitar que caiga ningún pelo en el producto, cuando el operario tenga bigote o barba, la deberá llevar cubierta con una mascarilla. Se ha de emplear un calzado especial antideslizante que solo se usará en el centro de trabajo. Si se emplean guantes, estos no deben ser de látex y se ha de cambiar con frecuencia.

Estas medidas también serán observadas por el personal de dirección o gestión cuando visite las instalaciones, o cuando se produzcan visitas procedentes del exterior.

Los vestuarios del personal deberán tener acceso directo a la planta. La ropa de trabajo deberá estar separada en todo momento de la ropa de calle, y la ropa sucia de la limpia, para evitar contaminación cruzada. Por motivos de higiene se prohíbe comer o fumar con el uniforme puesto, así como salir al exterior.

Por ley, la ropa de trabajo solo podrá ser lavada dentro de las instalaciones o mediante lavanderías industriales acreditadas. El lavado debe seguir unos criterios definidos y verificados para validar el proceso de limpieza.

Restauración y hostelería.

Los restaurantes y hoteles recurren a las lavanderías para lavar la ropa de cama y de mesa. Aunque en este caso no es imprescindible, si es recomendable que también envíen a lavar la ropa laboral de la plantilla. Los trabajadores de cocina manipulan alimentos, igual que los obreros de la industria alimentaria. En ciertas ocasiones, las intoxicaciones se originan en las cocinas por problemas higiénicos. Enviar los uniformes de cocina a una lavandería industrial extrema las medidas de seguridad.

Enviar el resto de uniformes, garantiza que estos se encontraran en condiciones impecables en cualquier momento. La empresa contrata un servicio externo que le permite despreocuparse del estado de la ropa de trabajo. Los uniformes forman parte de la imagen que la empresa proyecta al exterior. Tan importante en negocios de restauración y hostelería. Las lavanderías, además de enviar la ropa en perfectas condiciones, se cuidan de alargar la vida de las prendas y de proteger los tejidos, atendiendo a un tratamiento específico para cada tipo de prenda. La empresa no tiene que depender de la pericia que el empleado o su familia tenga con el tratamiento de la colada.

Las lavanderías tienen servicio de entrega y recogida a domicilio. El establecimiento no tiene que preocuparse de llevar las prendas a ningún sitio. Con una limpieza industrial es como si su plantilla estrenara uniformes cada poco tiempo.

Separar la ropa de trabajo de la de calle es una práctica cada vez más frecuente. Cada una de ellas cumple una función y se utiliza en un ámbito diferente. Lavando la ropa de trabajo en lavanderías especializadas, se consigue que estás prendas cumplan la labor para la que fueron diseñadas sin necesidad de comprar nuevos uniformes cada poco tiempo.

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