No dejo de leer, tanto en los periódicos tradicionales como en blogs de viajes y turismo o revistas especializadas, que el turismo de acampada es el que está triunfando este año, junto al turismo rural claro está. Si lo piensas es normal, la gente que tiene miedo, o respeto por lo menos, huye de las masificaciones de la costa y opta por el interior, tiene su lógica ¿verdad? El problema es que si todos vamos a visitar Alcalá del Júcar (por decir algo) o Ronda, entonces la aglomeración de gente estará allí. Pero bueno, esa es una apreciación que hago yo, y que ya empieza a hacer nuestra sociedad, que no tiene nada que ver con el tema del que os voy a hablar.
Y es que mi familia y yo, sabiendo que los típicos pueblos que normalmente tienen turismo de por sí se iban a llenar tanto o más que las playas de la costa, decidimos que lo mejor era elegir dos o tres localizaciones normalitas, sin demasiados aires de grandeza pero con buenos campings, para pasar unas vacaciones lejos de las masificaciones y lejos del coronavirus. El problema es que cuando tienes tienda de campaña, caravana o camper desde hace años, este tipo de acampada te puede salir realmente económica pero si es el primer año que la practicas y, por ende, te tienes que comprar todo desde cero, la cosa sube un pico importante.
Nosotros hemos podido hacerlo porque llevábamos tiempo ahorrando para hacer un crucero todos juntos y, visto lo visto, hemos preferido hacernos con un buen equipo de camping para viajar durante todo el año, y durante muchos años, adonde nos dé la gana. No os voy a decir mi desembolso total, porque ha sido grande no nos vamos a engañar, pero sí os voy a decir cómo hemos conseguido ahorrar bastante dinero.
Digamos que por cada 1000 euros que yo me he gastado, otros se han gastado 5.000.
La casa con ruedas
Lógicamente la casa es donde más presupuesto se va. Hay quien elige tienda de campaña, y las hay magníficas, pero en mi caso eso de tener que montar y desmontar no va conmigo así que, aunque sabíamos que el desembolso iba a ser mucho mayor, optamos por una furgoneta camperizada.
Y es que las autocaravanas están muy bien pero ¿habéis visto lo que cuestan? En mi opinión están hechas para ricos, o para gente con muchísimos ahorros y un espacio enorme donde guardarla, caso que no es el nuestro. Ahora que tampoco os vayáis a creer que las camper son muy económicas, porque no lo son, así que nosotros hicimos todo desde cero.
Comprar una furgoneta amplia de segunda mano fue lo más fácil de todo. Nos hicimos con una bastante bien de precio en una web de compra venta de vehículos. Era una furgoneta de una guardería y la usaban para recoger a los niños que pagaban el transporte hasta dicha guardería. Ahora han tenido que cerrar, por tema económico, y vendían esa furgoneta con unos 5 años de uso y bastante bien cuidada.
Lo primero que hicimos fue pintarla de nuevo porque llevaba el logo de la guardería en amarillo y todo el lateral derecho pintado de dibujitos infantiles como mariposas, ositos panda e incluso un gnomo. Talleres Carmelo fueron los encargados y nos la dejaron como nueva, de un gris perla precioso.
Ahora tocaba la parte más complicada, el interior. Camperizar una furgoneta es como destripar una vivienda, sacarle todo y luego rehacerla de nuevo. Lógicamente lo único que dejamos fue el salpicadero, porque hasta los asientos delanteros se cambiaron por unos que giran 180 grados con el fin de que miren hacia el interior durante la acampada.
Llenamos un lateral de muebles con una pequeña cocina a gas, perfecta para hacer cuatro cosas que podamos necesitar, y un pequeño frigorífico, también de gas. La idea no era pasarnos las vacaciones cocinando sino tener un espacio adaptado donde poder freír dos huevos o hacer unos filetes a la plancha, nada más, el resto a comer por ahí o a cenar sándwiches y ensaladas.
Para dormir hay quien crea un espacio superior, que sale desde el techo, pero eso era demasiado dinero así que simplemente se sacan de debajo de los muebles de cocina queda un pequeño espacio, ni superior a 10cm, de donde sacamos una especie de tabla de madera prensada que porta unas patas plegadas. Una vez abiertas esas patas, la tabla de madera queda a la misma altura que los muebles de cocina por lo que se forma una especie de cama enorme de madera lisa donde ponemos un colchón hinchable y a dormir.
Para el resto de la vida en el camping utilizaríamos el exterior, por eso compramos un porche perfecto que se añade a la furgoneta y se crea una especie de terraza exterior perfecta donde ponemos una mesa, sillas e incluso una pequeña piscina hinchable llena de agua para los niños.
Eso sí, debéis tener claro que para circular con esa furgoneta camperizada hay que homologarla previamente o la multa que os puede caer es impresionante, por no hablar del peligro que corréis vosotros mismos y los demás. Nosotros la homologamos en Gestecnica, totalmente recomendable. Por si los necesitáis, tenéis los requisitos de homologación de furgón vivienda en España en el Real Decreto 2282/1998, el Reglamento de Circulación, y el Manual de Reformas de Vehículos.
¿Qué otras cosas vais a necesitar para acampar? Pues, además del colchón hinchable necesitaréis sacos de dormir, dependiendo de adónde vayáis y de la época del año en la que viajéis estos deberán ser de mayor o menos grosor o eficacia. También vais a necesitar sillas u mesas de camping e incluso una buena tumbona para pasar la hora de la siesta, os aseguro que se le da un buen uso así que no dudéis en comprarla. No podéis olvidar tampoco, el botiquín de primeros auxilios, mis hijas tuvieron que usarlos tres veces cada una, menos mal que todo por cosas menores como raspones al caer al suelo jugando o una nariz sangrante tras estamparse contra un muro por no saber frenar la bicicleta (cosas de niños). Es importante también que os equipéis con todos los artículos indispensables y que estos sean de plástico reutilizable para huir de aquellos que son de un solo uso, necesitaréis vasos, platos, cubiertos y botellas para tener el agua bien fresquita.
Luego, en el propio camping, tendréis todo lo demás, desde aseos con duchas hasta espacios para barbacoas, juegos infantiles, piscina, etc.
Lo malo de esto es que el primer año te dejas todos los ahorros en conseguir todo lo que necesitas, lo bueno es que el resto de años te puedes ir a pasar una semana a un resort de lujo como la red de camping-resort de Alannia y similares por unos 500 euros toda la familia. A ver dónde consiguen pasar por 500 euros, una familia de 4 miembros y una semana a todo lujo, con piscinas, parques acuáticos, e incluso spa. En ningún sitio ¿verdad? Pues en este tipo de campings resort sí se puede, siempre y cuando vayas a parcela ya que si optar por alojarte en sus cabañas la cosa sube considerablemente.
Además, lo bueno de estos sitios, es que tanto si hay aforo limitado como si está al completo, todo está pensado para que los huéspedes de sus instalaciones lo pasen bien y tengan acceso a todo, es decir, que nada de aglomeraciones innecesarias ni situaciones incómodas haciendo cola bajo pleno sol de agosto para poder coger un sitio decente en la playa o similar. Eso sí, también lo estás pagando claro está, y la playa por ahora es gratis.
¿Qué? ¿Te camperizas?